Estrés, ansiedad y depresión ¿Cómo diferenciarlos?, ¿Cómo tratarlos?
Dentro de los trastornos psicológicos más frecuentes en todas las consultas de psicólogos, el estrés, ansiedad y depresión, ocupan una gran parte de los diagnósticos, que van en aumento proporcional al estilo de vida de nuestro tiempo.
Según la Organización Mundial de la Salud estrés, ansiedad y depresión acaparan un porcentaje superior al 10 % con respecto a resto de enfermedades diagnosticadas en la actualidad en todo el planeta, por lo que se puede deducir que los trastornos mentales son uno de los principales males que aquejan a las sociedades modernas.
En este sentido hay que aclarar que las estadísticas se refieren a los porcentajes de casos diagnosticados, quedando fuera otros muchos casos en los que no se ha establecido un adecuado diagnostico por un psicólogo, y por lo tanto no han sido aún tratados.
En Psicotep te contamos cuales son los síntomas de cada uno de estos trastornos psicológicos, para que puedas reconocerlos y saber si alguno de ellos te está afectando, y con qué intensidad, para tratar de poner solución lo antes posible, antes de que se intensifiquen y se conviertan en problemas crónicos.
¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción natural que prepara a nuestro cuerpo y nuestra mente frente a posibles amenazas y peligros exteriores, por lo que puede ser muy útil para estar atento en situaciones que pueden comprometer nuestra salud, integridad física, imagen o responsabilidad.
Pero existe la posibilidad de que bien por asociación a experiencias anteriormente vividas, determinados estímulos neutros puedan desencadenar sensaciones estresantes frente a una errónea interpretación, al procesar determinadas informaciones asociadas a peligros, produciendo una tensión insana, derivando el estrés en ansiedad y depresión.
Cuando los mecanismos de alerta se encuentran activados durante demasiado tiempo, pueden generar no solo sufrimiento mental, sino físico, ya que la liberación de determinadas hormonas como producen tensión muscular, aceleración del ritmo cardiaco, y la respiración, y produciendo cambios en el funcionamiento fisiológico, como aumento o disminución del apetito, y sueño, entre otros.



Por eso se establecen dos categorías dentro del estrés, que ayudan a diferenciar una sensación puntual de otra que puede actuar deteriorando la salud.
El estrés agudo es el que se produce en un momento determinado como consecuencia de una situación amenazante inmediata o algo que desencadena una fuerte emoción, en supuestos como tratar de controlar el coche ante un frenazo en cadena, o la sensación que se puede sentir en una primera cita de pareja.
Las sensaciones producidas por un estrés agudo tienden a suceder durante escaso tiempo, desapareciendo la alteración muy rápidamente.
Sin embargo, cuando diariamente se suceden los episodios de tensión constante, de forma prolongada en semanas o meses, se considera que se trata de un estrés crónico, como puede ser el caso de encontrarse en una convivencia muy difícil, carecer de recursos básicos, sufrir intensas exigencias en el trabajo, y otras situaciones similares.
En estas situaciones es muy fácil desarrollar conjuntamente estrés, ansiedad y depresión.
Problemas que puede generar el estrés crónico en tu salud
La continua liberación de hormonas que preparan al organismo para reaccionar frente a la amenaza, cuando actúan de forma continuada pueden desencadenar problemas de salud como la falta de menstruación en mujeres, aumento de la presión arterial, problemas de la piel, problemas cardio-vasculares, u obesidad.
El estrés crónico también provoca dolores de cabeza, inapetencia sexual, rigidez muscular, alteraciones de peso, trastornos alimentarios y gástricos, aumento de soñolencia o falta de sueño, disminuyendo la inmunidad frente a las infecciones.
A nivel psicológico el estrés genera falta de concentración, lagunas de memoria, tristeza, ira, indecisión, y sensación de frustración.
Las personas en esta situación pueden tender fácilmente a intentar evadirse con el uso de alcohol o drogas, consumos asociados en muchos casos a los problemas de estrés, ansiedad y depresión.



En muchos casos la forma de poder frenar las consecuencias del estrés, ansiedad y depresión es detectar que valoraciones cognitivas personales desencadenan miedo y estrés, para variarlas y relativizarlas, echando mano de posibles recursos que ayuden a sentir más seguridad y bienestar.
Aprender a manejar el estrés positivo, ayuda a adaptarse al cambio, explorando y poniendo en marcha iniciativas nuevas en las que poder emplear recursos personales desconocidos para uno mismo.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una consecuencia del estrés en la que la sensación de amenaza perdura frente a situaciones futuras, manteniendo un mecanismo de atención vigilante, para encontrar respuestas adaptativas.
En el Trastorno de Ansiedad, también se produce una visión sesgada de la realidad, en la que la atención se concentra solo en estímulos considerados amenazantes, limitando las capacidades de reacción.
Cualquier persona a lo largo de su vida puede sufrir cierta ansiedad frente a determinados acontecimientos, pero el problema se produce cuando determinados miedos se quedan anclados al pensamiento de forma crónica y predominante, sin que la persona sepa cómo gestionar su ansiedad.
Para entenderlo podemos poner el caso de una persona en búsqueda activa de empleo, rechazada en otras empresas, cuya idea es que tampoco va a ser seleccionada en una nueva entrevista, por lo que la tensión y la predisposición negativa producirá bloqueo, falta de seguridad, y otras reacciones que actuarán negativamente frente a esta nueva oportunidad.
Con este simple ejemplo se puede ver como el estrés, ansiedad y depresión actúan limitando el desarrollo y las oportunidades de las personas, además de deteriorar el organismo y la salud mental.



En cuánto a los síntomas de la ansiedad, estrés y depresión pueden coincidir muchos de ellos, aunque en la ansiedad destaca también la opresión en el pecho, desorientación, sensación de irrealidad y miedo a llegar a perder el control, y en la depresión a todos los anteriores se suman, la desesperanza, desmotivación total e incluso pensamientos de suicidio.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno anímico que afecta a más de trescientos millones de personas en el mundo, y la primera causa de discapacidad.
Los síntomas de la depresión se suelen asociar a la melancolía, pesimismo, apatía, insensibilidad a los estímulos placenteros, y en definitiva falta de motivación para la vida, pero pueden variar mucho de unas personas a otras, por lo que algunas personas que sufren este trastorno no manifiestan signos de tristezaevidente.
En la depresión pueden intervenir componentes genéticos, pero también se puede desencadenar por motivos ambientales, fisiológicos o de personalidad, frecuentemente de forma combinada.
Para terminar, y resumiendo la principal diferencia entre estrés, ansiedad y depresión, se puede decir que los dos primeros conceptos pueden tener un componente adaptativo y por tanto una aplicación positiva bien manejada, mientras que la depresión siempre es una enfermedad mental.
En cualquier caso, tanto un continuado estrés, o ansiedad, y la depresión, deben ser tratados por profesionales de la salud mental, pautando en muchos casos una determinada medicación, y en todos ellos la psicoterapia más adecuada en cada caso.